lunes, 24 de enero de 2011

Notas de campo; o sobre la visita a la Casa Llareta

Si bien es cierto que La Pintana es para mí un terreno desconocido en sí mismo, muchas de las cosas que sorprenden a algunos de mis compañeros en esta aventura son pan de cada día en mi vida, lo veo en mi recorrido desde casa hasta el centro de Santiago, un viaje de al menos una hora, lo veo en mis vecinos y en las casas de mis familiares. La Pintana ha sido a través de su historia una comuna "conflictiva", dependiendo del lado que sean vistas las cosas, donde se ve, se siente y se respira pobreza, desorden, polvo, imperfecciones varias. El estigma pintanino es el de la delincuencia, y con frecuencia asociamos a este lugar con ella en bromas y chistes- bastante tristes a mi parecer- y se nos sale la subjetividad, como diría Freud. Las casas son extremadamente pequeñas, y en el camino se podían ver campamentos, como nos indicaba Andrés, nuestro guía. Desprendiéndome del contexto recordaba el video de Plan Z, "Lo Pintana", en una genial actuación de Vanessa Miller cuando aún no era pifiada y las micros costaban poco menos de doscientos pesos, a propósito de que hoy me di cuenta del alza del pasaje. Rodrigo, el camarógrafo, iba en la parte trasera de la camioneta que nos llevaba grabando los murales.

La intención de la profe era grabar imágenes de los murales que están pintados a lo largo de la avenida Santa Rosa, para que sirvieran de insumo a los compañeros de danza. Para tener una ubicación, buscaba la calle en el mapcity de bolsillo. Llegamos a la direción indicada, una casa de color lila, que en un cartel en su frente rezaba: Casa Llareta, un lugar para tí. Desde fuera podíamos ver el patio lateral, también con un mural pintado. Llegamos temprano así que mientras esperábamos Andrés nos entretenía contándonos historias de tokatas y de gente que se organiza. Rodrigo registró un encuentro con uno de los miembros de Arte Sin Miedo, el Laser (no sé si se escribe de esta forma), que nos cantó de su música y todos quedamos maravillados, era el primer acercamiento al trabajo de los Arte Sin Miedo, los famosos Arte Sin Miedo de los que Andrés nos había hablado y con quienes hace tiempo esperábamos reunirnos. La ida a comprar pan del Laser duró más de lo previsto, y pronto volvió a casa con el pan y una coca-cola light que le habían encargado.

Muchos detalles hicieron de esta visita algo especial, el lugar, como dije, terreno desconocido,  pero dentro de la población La Bandera y todo lo que su nombre acarrea, la casa Llareta con su  historia y su sentido, el día y la hora, ya que al ser día de semana estaba "más calmado" según el Kaos, el ASM más pequeño que conocimos, y por supuesto marcado por las personas. Cuando ya estuvimos en la reunión y nos presentamos, dije que me sentía muy acogida, a pesar de que a la llegada de la Tía Pili las cosas tuvieron que detenerse, pero más abajo hablaré sobre eso.

Cuando al fin llegaron las personas que tenían las llaves para entrar a la Casa Llareta, entramos a explorar el lugar, las murallas estaban llenas de imágenes con las actividades realizadas por el grupo de mujeres al que pertenecía la casa, planificaciones, y lo que más me sorprendió en ese momento, un largo papelógrafo con todo el proceso organizativo de una actividad, desde los objetivos a la evaluación y la retroalimentación, obviamente la imagen sonriente de mi profesora Verónica Figueroa asintiendo complacida vino a mi cabeza.

Rodrigo grababa y la profe Francisca le hacía las preguntas al Vicio, quien tenía el don de la labia, como Laser, con un discurso claro y fluido, y realmente no había quien lo detuviera, se lanzó a hablar inspiradísimo. En eso la Jani y la Vicky hablaban aparte con otros ASM, mientras otros preparaban lo que al parecer sería la actividad de ese día, con un televisor pequeño, un reproductor de dvd y lo que parecía ser un documental, acomodaron las sillas y se movían lentamente de un lado a otro. Después nos juntamos todos donde estaban la Jani y la Vicky, quienes intentaban explicar la invasión de extraños en la reunión y en la casa.

Ya nos habían hablado de la Tía Pili, una figura referente al recordar las porotadas que organizaron en diferentes ocasiones, tía legítima del Vicio, la describían como un apoyo fundamental para la organización de ASM y a quien esperaban en la Casa Llareta. La Tía había sido madre a los 14 años y a los 20 ya tenía 3 hijos, por lo que no conoció como se conoce ahora la juventud. Todos pusimos la atención en ella cuando se dejó caer por la Casa, una figura pequeña de pelo tomado, morena, de manos pequeñas y mirada atenta. Con mucha cortesía y delicadeza comunicó, sobre todo con lenguaje corporal y con la autoridad que se le confería, que necesitaba explicaciones de lo que estaba pasando y manifestó de la misma forma su malestar con que se estuviera grabando, no por el hecho mismo de hacer una grabación, sino porque el tema debía conversarse antes, puesto que les había pasado en varias oportunidades que todo el trabajo era mostrado por quienes no debían y se llevaban el crédito del esfuerzo colectivo, o porque les prometían las imágenes y estas nunca llegaban. La experiencia les hacía desconfiar, sobre todo a la Tía, donde su opinión era de peso, aunque afirmaran que la organización era horizontal y que no habíá líderes, los líderes informales se hacían notar, que venían dados mayormente por la trayectoria en la organización, y la tía Pili, el Vicio y el Laser eran líderes que venían de la organización de la cual nació ASM.

Nos sentamos en cículos y nos hablaron de ellos y nosotros hablamos sobre nosotros, ellos nos contaron de la organización, de las dificultades para organizarse, para conseguir plata con que financiar las actividades como tokatas, o para conseguir materiales para los talleres (por ejemplo el de graffiti, que requería de pinturas), del cultivo de la autogestión apoyados con grupos de otras comunas, incluso con grupos de otras regiones, nos hablaron de su experiencia con la municipalidad, que era totalmente negativa, donde explicaron que hubo aprovechamiento político del alcalde con las actividades que realizaron, que se tomaba la foto y eso era todo. Sus sueños tenían que ver con que el trabajo realizado fuera valorado, fuera mostrado en alguna parte y percibí que ellos esperaban mucho de nosotros. Creían que el trabajo institucional desde las políticas públicas era más que insuficiente, porque "nadie viene a meterse a La Bandera", y en cuanto al tema de la droga decían que el CONACE le daba papeles a los niños sobre prevención del consumo de drogas, cuando el consumo de drogas estaba arraigado en la familia, en los amigos y en la población, y que un papel no hace nada, pero estaba ellos dispuestos a trabajar para que los niños se alejaran de ese mundo y se acercaran al arte, para que expresaran su opinión en una letra de rap, en una coreografía de hip-hop break dance, para que en un mural gritaran al transeúnte que ellos existen y que cuentan, para que crearan conciencia de lo que eran y de lo que serían, para que ellos pudieran ser forjadores de sus propios destinos y no un mero producto social, y que pudieran tener un destino diferente, pero eso a "ellos", los poderosos, los gobernantes, eso a ellos no les convenía. Si no había pobres, ¿con quén se iban a tomar la foto para la próxima campaña?





Priscila "Godzilla" González B.



viernes, 21 de enero de 2011


A veces uno siente que como Administrador Público, tiene el deber de enseñarle a los que no sabe. Así te enseñan desde la academia, desde un pedestal, a veces desde la soberbia que trae tener un título universitario. Pero es fácil olvidar que lo que nosotros enseñamos desde un podio como la ultima vanguardia en el conocimiento, es ejecutado involuntariamente por otros, a causa de la necesidad. 
Ayer fuimos a la población La Bandera, en la comuna de San Ramón - en lo particular, fue mi primera visita a un barrio conflictivo -  y tuvimos un encuentro iluminador con el colectivo de Hip Hop "ARTE SINMIEDO". 
Ellos tienen esta nueva religión de la palabra, del combate por medio de las bombas líricas que son su única salida en un lugar dónde el reggeaton, las armas, la pasta y la violencia intra familiar consume a la juventud. Ahí pudimos descubrir que hacer arte sin miedo implica transgredir las barreras que te imponen el resto de las personas que se encuentran metidas en su miseria personal, que ya no creen en la bondad. Implica transgredir al sistema mismo, al que no le conviene la agitación de aquellos que mas segregados se encuentran. Fue tan inspirador ver otra parte de Chile que la televisión no te muestra y que muy pocos registran. 

Javiera Ibacache.